“La cultura de la violación es una especie de terrorismo que planea sobre la vida de las mujeres” (Emile Buchwald, Transforming a Rape Culture).
La “cultura de la violación” es un concepto mediante el cual se pretende expresar hasta qué punto está normalizada la violencia sexual contra las mujeres en la sociedad.
Este concepto se podría representar como un “Frankenstein” compuesto de piezas muy variopintas como la objetivización sexual, culpabilización de la víctima, slut-shaming, hipersexualización, prostitución [SÍ, MY FRIEND, DESPIERTA YA DE TU LETARGO], responsabilización, pornografía, negación de su existencia, complicidad, silencio, falta de protección legal, impunidad, falta de educación sexual, representaciones en los medios audiovisuales, publicidad, periodismo, arte y literatura, violaciones de guerra[1], matrimonios reparadores[2], dichos populares[3]…y un largo etc. [LO SÉ…MARY SHELLY ESTARÍA ORGULLOSA DE MÍ]. Su alimento es la desigualdad y está everywhere.
Por describirlo de otra manera, la cultura de la violación es un complejo sistema de creencias, un corpus de conocimiento compartido que dirige nuestra forma de pensar y actuar, y, con sus matices, es UNIVERSAL.
La cultura de la violación hace que cualquier mujer pueda sufrir violencia sexual en cualquier momento y en cualquier lugar. Esto genera una sensación de peligro casi constante y, por tanto, de miedo [Y YA SABEMOS QUE EL MIEDO ES UNA HERRAMIENTA DE PODER Y CONTROL, EN ESTE CASO PATRIARCALES]. María Folguera y Carmen G. de la Cueva, en su proyecto de Tranquilas. Historias para ir solas por la noche, lo relatan así “Desde niñas nos alimentamos de relatos terroríficos acerca del bosque, primero, y de la calle después. Los barrios peligrosos, los bares de madrugada, el despacho a puerta cerrada de un jefe, el coche o la casa de un desconocido: en realidad, el mundo entero es una amenaza con la que negociamos cada noche y cada día, porque no queremos dejar de vivir intensamente”. Y si cultura de la violación lleva al miedo, el miedo conduce a que no podamos ocupar los espacios, ni público ni privado[4], con seguridad y confianza lo cual es uno de los muchos [POTENTES] factores que perpetúan nuestra desigualdad en cuanto a poder.
Pero ¿somos conscientes de hasta dónde hunde sus raíces y hasta dónde alcanzan los tentáculos de este asunto? En este post me encargo de analizarlo.
Vamos a por las raíces [OCCIDENTALES].
Mary Beard [GUIÑO, GUIÑO] cuenta que la historia de fundación [¡DE FUNDACIÓN!] de Roma es una historia de fratricidio, pero también de violación. Según cuenta Livio, los gemelos Rómulo y Remo habían nacido de una sacerdotisa llamada Rea Silvia tras ser violada por el dios Marte [LOS FAMOSOS RÓMULO Y REMO NACEN FRUTO DE UNA VIOLACIÓN]. Tan pronto como dio a luz a los gemelos, los bebés fueron lanzados al río Tíber, pero sobrevivieron, y aparece en escena la famosa loba[5] que los amamantó. Ya adultos, partieron para fundar su propia ciudad, pero enseguida se enzarzaron en una pelea con consecuencias terribles. Rómulo acaba matando a Remo convirtiéndose en el único gobernante de lo que sería Roma. Esta nueva ciudad estaba formada por un puñado de amigos de Rómulo, pero también de esclavos fugitivos, criminales convictos, exiliados y refugiados [ALGUNO CORTOCIRCUITA CON ESTE DATO]. De momento todos hombres, pero ¿y las mujeres? Para conseguir a las mujeres, según Livio, Rómulo tuvo que recurrir al engaño y a la violación [AY, FÍJATE]. Invitó a los pueblos vecinos, a los sabinos y a los latinos de la región del Lacio, a acudir a una fiesta con sus familias. En plena celebración, Rómulo dio una señal a sus hombres para que raptasen y violasen a las mujeres jóvenes que había entre los invitados y se las llevasen para convertirlas en sus esposas. Esto es lo que se considera el primer matrimonio romano.
Pero hay más. Tras una sucesión de diferentes reyes después de Rómulo, se produce un punto de inflexión en la política romana: la expulsión de los reyes de Roma que da paso al comienzo de la República libre. Este cambio político está simbolizado por otra violación, esta vez la de Lucrecia.
Según Livio, mientras asediaban la ciudad de Ardea un grupo de jóvenes buscaba la manera de pasar el rato. Borrachos, empezaron a apostar cuál de sus esposas era la mejor. Entonces, a uno de ellos se le ocurrió que podrían cabalgar de vuelta a casa y examinar a sus mujeres, a ver qué se encontraban haciendo. Mientras que todas las esposas fueron descubiertas en plena fiesta en ausencia de los hombres [JAJAJA], Lucrecia estaba haciendo exactamente lo que se esperaba de una mujer romana virtuosa: hilar la lana en su casa. Durante la visita, Sexto Tarquinio, hijo del Rey de Roma, engendró una pasión fatal por Lucrecia y poco tiempo después se personó de noche en su casa, entró en la habitación de Lucrecia y exigió tener sexo con ella a punta de cuchillo. Cuando Lucrecia se negó, amenazó con matarla a ella y a su esclavo para que pareciese que había sido descubierta en una escena de adulterio. Ante esto Lucrecia accedió. Después de la violación, ella mandó llamar a su marido y a su padre, les contó lo sucedido y se suicidó.
La historia de Lucrecia se convirtió entonces en una imagen de extraordinaria fuerza en la cultura moral romana [ESTE TEMA LO VOY A RESCATAR PRONTO], aunque también abrió todo tipo de debate en cuanto a la culpabilidad y responsabilidad de Lucrecia. San Agustín, a principios del Siglo V d.C, se preguntaba si Lucrecia había sido violada, porque ¿acaso no consintió? No es difícil detectar aquí versiones de algunos de nuestros argumentos sobre la violación y las cuestiones de culpabilidad que suscita.

En fin, voy a recapitular. La fundación de Roma se consolida tras el rapto y violación de las sabinas, simultáneamente se concluye que el primer matrimonio romano deriva de esta violación, y es también una violación la que marca simbólicamente el inicio y el fin del periodo monárquico. Nada más y nada menos. El mensaje lanzado requiere un análisis complejo, pero su núcleo duro consiste en decir a las mujeres que están a merced de la voluntad de los hombres, sin opinión ni opción excepto la muerte, y a los hombres que pueden hacer uso de la violencia contra las mujeres sin mayores consecuencias. Por último, no sé si os habéis dado cuenta, pero el primer matrimonio romano es un matrimonio reparador. [PAUSA PARA PROCESAR].
No solamente los antiguos romanos le dieron vueltas a estos temas una y otra vez, dejándolos patentes en sus escritos y utilizándolos como herramienta política a lo largo de la época republicana y, sobre todo, la imperial. Sino que estos temas se han representado e imaginado repetidas veces en la cultura Occidental a lo largo de todos estos siglos, desde Boticceli pasando por Tiziano, Nicolas Poussin y Shakespeare, hasta Benjamin Britten. Estas raíces [QUE REZUMAN PODREDUMBRE], que nos siguen sustentando, son cultura de la violación ya que el nivel de normalización de este tipo de violencia aquí presente es apabullante.
Y diréis:
-Esto yo no lo tengo normalizado.
Yo:
-Jajajajaja.
Es broma, me explico. Por ejemplo, en una visita al Museo del Prado ¿cuál es vuestra mirada en relación a ciertos cuadros? Me lo puedo imaginar así, yo incluida:
-Y aquí tenemos a Margarita de Austria en Las Meninas…
-Mira ese del espejo es Velázquez…
-Y por aquí está El Rapto de las Sabinas de Conca…
-Qué luz… ¡Y qué movimiento!
-Y allí Las Tres Gracias de Rubens…
-Fíjate cómo las pintaba a todas de rellenitas. Súper body positive este Rubens.
[QUE NO, QUE ESTOY SEGURA DE QUE HACÉIS UN ANÁLISIS MUCHO MÁS SERIO CUANDO VAIS AL PRADO]. Mi pregunta es ¿realmente os habéis parado delante del cuadro de El Rapto de las Sabinas o La Muerte de Lucrecia y habéis analizado lo que realmente representa esta pintura? [RECORDAD, QUIEN MIENTE SOLO SE ENGAÑA A SÍ MISMO JAJAJA] Dicho de otro modo, al observar alguno de estos cuadros ¿se os ha pasado por la cabeza la palabra “violación”? Porque exactamente es eso lo que está representado. ¿Habéis llegado a sentir aversión? No, porque la normalización no invita al análisis, no remueve el pensamiento, es una aceptación inconsciente. Al observar estas pinturas nada nos perturba porque la violencia contra las mujeres es el pan de cada día, encaja con nuestros modelos culturales, es uno de los “sitios guardados” en nuestro mapa cognitivo. Se requiere un potente ejercicio de reflexión para cambiar nuestra mirada.

Dejamos las raíces y vamos a por los tentáculos [GLOBALES].
Para analizar hasta dónde alcanzan los tentáculos de la cultura de la violación hay que salir del planeta Tierra y viajar a Júpiter. Son muchos los satélites[6] que orbitan alrededor del planeta Júpiter, pero hay cuatro, sus lunas más grandes [SATÉLITES GALILEANOS], que resultan particularmente interesantes: Europa, Io, Calisto y Ganímedes. Todas tienen en común que llevan el nombre de personajes mitológicos violados por el dios Júpiter.
Las víctimas orbitando alrededor de su violador [OLÉ], es algo, como mínimo, siniestro y macabro. A esto Galileo Galilei no le dio ni la más mínima importancia, como tampoco se la han dado los científicos subsiguientes, pero a mí se me erizan los pelos de la espalda.
En definitiva, la cultura de la violación está presente hasta en el Sistema Solar.
Hoy sabemos que la sexualidad humana no es innata. Se aprende y se construye a través de las imágenes que la sociedad nos ofrece. Por un lado requiere educación; por otro lado, la cultura y la religión suprimen cualquier modelo y, a menudo, cualquier forma de educación sexual. O si es que se imparte, esta se limita a información sobre prevención, protección y ETS.
Una educación sexual genuina debe tener en cuenta los aspectos biopsicosociales, emocionales y sociales de la sexualidad, deberían permitir a las personas entender las relaciones interpersonales, la importancia del desarrollo del pensamiento crítico, tener una mente abierta y respetar al otro.
En ausencia de un programa de educación sexual real, el modelo iconográfico de la sexualidad lo compone esta cultura de la violación que es, muy evidentemente, el peor modelo de sexualidad posible. Como he comentado anteriormente, este modelo obedece al esquema mental que cree que los cuerpos de las mujeres pertenecen a los hombres, comenzando por la mirada de apropiación que se posa sobre ellos como un derecho y donde el ejercicio de la violencia contra nosotras es una opción más.
No hace falta recurrir a la historia antigua, basta mencionar que la mayoría del porno actual está centrado exclusivamente en el placer del hombre y la violencia contra la mujer es un elemento erótico más. Que el porno sea un modelo de sexualidad, cuando a la edad de 11 años uno de cada dos adolescentes ya ha visto porno, es alarmante y por ello urge la necesidad de una educación sexual decente.
Y también poner el foco donde hay que ponerlo: EN EL VIOLADOR…“Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía. El violador eres tú”.
BIBLIOGRAFÍA:
Mary Beard (2015). SPQR. Editorial Planeta.
Philippe Brenot y Laetitia Coryn (2016). The Story Of Sex. Penguin Books.
[1] Pincha en estos enlaces para conocer el uso de la violencia sexual durante conflictos pasados y recientes, como el de la República Democrática del Congo, la guerra civil de Guatemala o el conflicto de Kosovo.
[2] Matrimonio reparador es aquel en el que el violador se casa con su víctima para así librarse de su condena y, a la vez, proteger el “honor” de la mujer violada ya que ha mantenido relaciones sexuales fuera del matrimonio.
[3] Ay amigas y amigos, me costó mucho tiempo entender el dicho que decía mi abuela de “la suerte de la fea la guapa la desea” y ya os figuráis por dónde van los tiros…
[4] La mayoría de las violaciones ocurren en el ámbito familiar, de pareja o en el entorno conocido de la víctima.
[5] Mary Beard dice que Livio era uno de los escépticos que trataron de racionalizar el asunto de la loba. La palabra latina para “loba” (lupa) se utilizaba también coloquialmente como término para “prostituta” (lupanare era el término habitual para “burdel”): ¿Es posible que fuera una prostituta local en vez de una bestia salvaje la que encontrase y cuidase de los gemelos?
[6] Muchos de los otros satélites que también orbitan alrededor de Júpiter llevan el nombre de ninfas [QUE YA SABEMOS PARA LO QUE ESTABAN], hijas y otras mujeres relacionadas con el dios Júpiter de aquella manera.
Impresionante trabajo.
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Muchísimas gracias!!!!
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Muy bien.
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