“Nuestra complicada historia y biología nos plantean la siguiente pregunta: ¿el fuerte impulso biológico que lleva a los hombres a guardar celosamente a sus hembras de otros machos, unido al hecho de que suelen ser más grandes y tener más fuerza física, implica que las sociedades humanas están condenadas a tener hombres al frente para controlar a las mujeres? ¿Acaso el patriarcado está entreverado en nuestra biología?” Saini, Angela. (2017). Inferior.
Estoy segura de que muchas y muchos de vosotros en algún momento os habéis llegado a hacer esta [OSCURA] pregunta, sobre todo la última. Sería apropiado pensar que la ciencia podría tener la respuesta y sí, podría ser así. En concreto, algunos investigadores creen que ésta podría hallarse en el estudio de nuestro pasado como primates.
A lo largo de las últimas décadas, el estudio de los chimpancés ha sido un ejemplo clásico para intentar comprender mejor a los humanos.
Los chimpancés, junto con los bonobos, son nuestros parientes primates más cercanos. Sintetizando mucho el comportamiento de los chimpancés este puede resumirse como “patriarcado, caza, carne, dominio de los machos, agresiones de machos a hembras, infanticidio y coacción sexual”.
Como bien dice Angela Saini en su libro Inferior “un científico que solo hubiera estudiado a los chimpancés podría haber llegado a la conclusión de que este es el orden natural de la vida de los grandes simios, incluidos los humanos”. Resulta tentador extraer paralelismos, ¿no?
A partir del comportamiento observado en los chimpancés, los primatólogos y otros científicos creyeron encontrar una explicación a nuestro origen como especie y construir un modelo de la evolución humana androcéntrico donde el dominio pertenecía al hombre [UFF VAYA TUFO. SEXISTA, CLARO].
Por suerte, hace tiempo que se ha reabierto el debate científico respecto a basar el origen de nuestra especie solo en los chimpancés. Contamos con otros parientes primates, cuyo parentesco es igual de estrecho que el que tenemos con los chimpancés, que presentan un cuadro totalmente diferente. Este es el caso de los bonobos.
Gracias a las investigaciones de Amy Parish, primatóloga de la Universidad del Sur de California que lleva más de 25 años estudiando a los bonobos, y Frans de Waal, también primatólogo que ha recibido más de veinte prestigiosos premios por su labor, hoy se acepta que las hembras de bonobo dominan a los machos.
Se ha concluido que esto ocurre así porque las hembras establecen fuertes vínculos entre ellas, estén o no emparentadas. Según Parish, las hembras de bonobo pasan relacionándose entre ellas dos tercios de su tiempo durante el cual juegan, se pelean, se acicalan, se sientan juntas, comparten comida y practican sexo con una frecuencia superior a la de los machos. Los machos por su parte, mantienen con su madre un vínculo de por vida y el éxito de su supervivencia depende en gran parte de cómo se relacionan con las hembras. Es la madre quien defiende a su hijo de las peleas con otros machos y para asegurar su alimento el macho tiene que establecer relaciones con las amigas de la madre, de esta forma tendrá acceso a los grupos de hembras que controlan la comida.
El dominio en este caso de las hembras y el estrecho parentesco que guardamos con los bonobos, hace que los investigadores se estén replanteando el modelo evolutivo de nuestros orígenes como especie.
Respecto al tamaño de los machos frente a las hembras, un aspecto aparentemente biológico [ESCRIBIRÉ POST SOBRE ESTO], parece de sentido común que si uno de los sexos ha conseguido dominar al otro es debido a su mayor tamaño, fuerza u otras ventajas físicas. Pero hacer esta asunción es un error bastante común. No siempre existe una relación entre el tamaño y el dominio masculino. De hecho, en muchas especies de mamíferos (más de lo que comúnmente se cree) las hembras son mayores que los machos y el dominio sigue siendo del macho. Entonces, si las características físicas no son lo que marca la diferencia, ¿qué es?
El dato revelador es que lo que tienen en común las especies donde las hembras son especialmente vulnerables a la violencia de los machos, es que las hembras están solas.
Teniendo en cuenta este elemento, podemos pararnos a pensar y analizar lo que ha ocurrido y ocurre en nuestras sociedades. En las sociedades patriarcales, básicamente cuando una mujer se casa deja a su familia para irse a vivir con la del marido. Al estar alejada de sus parientes y por tanto perder su apoyo, se vuelven vulnerables a la violencia y la represión. Esta debilidad se consolida cuando los hombres establecen alianzas para controlar los recursos como el alimento o las propiedades. Por tanto, una mujer sin apoyos, cuyo sustento y riqueza depende del hombre…voilà!
Si tomamos como referencia a los bonobos, comprobamos que el dominio de los machos decrece cuando las hembras cooperan entre ellas. Por lo que el quid de la cuestión es la cooperación femenina. La cooperación femenina es lo que marca la diferencia.
El estudio de los primates todavía no responde a la pregunta de si el dominio del macho siempre ha sido la norma biológica de nuestra especie, como en el caso de los chimpancés, pero nos da la clave para el futuro. A diferencia de los primates, que dependen de su biología, los humanos no dependemos de ella, dependemos de nuestra cultura y esta sí la podemos modificar haciéndola evolucionar hacia otros modelos de sociedad más igualitarios.
Dicho de otro modo, los primates pueden representar una doble ventana donde por una miramos al pasado y por la otra al futuro. El trabajo de Amy Parish demuestra que “el dominio masculino no es inevitable cuando las hembras se unen para defender sus intereses, como hacen las hembras de bonobo”.
Realmente esta conclusión es alentadora, conocer más en profundidad a las bonobas ha hecho que crea aún más en el movimiento feminista y me alegra que se haya reabierto el debate científico. Como he dicho antes, la cooperación femenina es la clave para cambiar las cosas y por ello les dedico a las bonobas el nombre de este blog. Y, también, porque mi intención es que este blog sea cooperativo y publicaremos varias autoras en esta plataforma, ¡no os lo perdáis!
Bibliografía:
Saini, Angela. (2017). Inferior. Harper Collins.
Parish, Amy & B. M. De Waal, Frans. (2000). The Other “Closest Living Relative”: How Bonobos (Pan paniscus) Challenge Traditional Assumptions about Females, Dominance, Intra‐ and Intersexual Interactions, and Hominid Evolution. Annals of the New York Academy of Sciences.