Mala Mujer

“No hay poeta más sabio que Eurípides, pues no hay ninguna criatura tan odiosa como las mujeres” Corifeo de Viejos. Lisístrata.

¿Cuántas veces habéis escuchado que las mujeres somos malas por naturaleza? ¿Cuántas veces habéis escuchado que los hombres son más nobles que las mujeres?

Voy a armar en este post una serie de ideas y conceptos para intentar mostrar de dónde proviene esta configuración ideológica, cómo la ha instaurado el patriarcado y con qué fin y cuál es la solución para combatirla.

Para empezar, me parece muy interesante explicar, desde el punto de vista antropológico, qué entendemos por naturaleza en el mundo Occidental.

El concepto de naturaleza va asociado a la fuerte carga ideológica dada por nuestra sociedad, cuya principal característica es que siempre está definida desde la cultura, es decir, lo que se entiende por “natural” varía de una sociedad a otra y de una época a otra dentro de la misma sociedad.

Dicho esto, en nuestra sociedad, entendemos naturaleza como un elemento presocial, sin analizar la configuración ideológica que sustenta la categoría que estemos tratando y que presenta los hechos claramente sociales como si estuvieran determinados por un sustrato biológico[1].

Por tanto, resulta que la mujer “mala” por “naturaleza” es un discurso y constructo cultural.

Para argumentar que efectivamente esta idea es una construcción social, contamos con miles de referencias [NO HACE FALTA LEVANTAR UNA PIEDRA, ESTÁN POR TODAS PARTES], pero para este post he seleccionado dos ejemplos muy representativos y archiconocidos.

En la obra Los Trabajos y los Días, Hesíodo relata la creación de la primera mujer: Pandora. Zeus ordena la creación de Pandora como castigo para la humanidad, debido a que Prometeo había robado el fuego de los dioses para entregárselo a la raza humana, “A causa de ese fuego, les enviaré un mal del que quedarán encantados, y abrazarán su propio azote” [PANDORA]. Zeus encargó la creación de Pandora a Hefesto, mezclando la tierra con el agua de tal modo que “formara una bella virgen semejante a las Diosas inmortales, y a la cual daría voz humana y fuerza” y ordenó que todos los Dioses de las moradas olímpicas le dieran algún don [COMO CURIOSIDAD, DE AHÍ PANDORA; DEL PREFIJO GRIEGO παν (PAN = TODO)], hasta que finalmente Hermes “le inspiró las mentiras, los halagos y las perfidias” [YA ESTÁBAMOS TARDANDO].

Según la obra de Hesíodo, había un ánfora, o jarra, que contenía todos los males y Pandora, nada más verla, la abrió liberando todas las desgracias humanas:

“Antes de aquel día, las generaciones de hombres vivían sobre la tierra exenta de males, y del rudo trabajo, y de las enfermedades crueles que acarrean la muerte a los hombres. Porque ahora los mortales envejecen entre miserias. Y aquella mujer, levantando la tapa de un gran vaso que tenía en sus manos esparció sobre los hombres las miserias horribles.”

Representando así, una mujer, la perdición para la humanidad.

En la tradición judeocristiana, es Eva quien representa esta vez la perdición.

Adán y Eva fueron el primer hombre y la primera mujer que poblaron la Tierra [POR SI NO LO SABÍAIS]. Para probar su fidelidad y obediencia, Dios les permitió comer de todos los frutos del árbol del huerto, excepto uno, el llamado árbol de la ciencia del bien y del mal bajo pena de muerte: Génesis 2:16: El Señor Dios dio al hombre este mandato: «Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero de árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás […]”. Pero la serpiente se aprovechó de esta única regla y así tentó y engañó a Eva, por considerarla la más débil, ingenua y fácil de corromper [¿OS SUENAN ESTAS CUALIDADES?]; y Eva comió del fruto prohibido. Y, no solo eso, sino que fue Eva quien a su vez corrompió a Adán ofreciéndole comer de este fruto. Debido a esta falta de obediencia Dios les expulsó del Paraíso, castigándoles de esta forma, Génesis 3:16-19:

16 A la mujer le dijo:

«Multiplicaré tus dolores en el parto, y darás a luz a tus hijos con dolor. Desearás a tu marido,   y él te dominará». [ESTO ES A LO QUE LLAMO YO UN BUEN CASTIGO DIVINO]

17 Al hombre le dijo:

«Por cuanto le hiciste caso a tu mujer [ATENCIÓN QUE LE CASTIGA POR HACER CASO A SU MUJER. LOL], y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida.

18 La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres. [VEGANISMO COMO CASTIGO JAJAJA]

19 Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás».

A estos dos casos les siguen muchos más, innumerables. Por ejemplo, como curiosidad, este año estuve unos días en Jerusalén y, en una de las típicas visitas, un detalle me llamó muchísimo la atención.

La escultura principal dentro de la Iglesia de la Dormición de la Virgen, es una que representa a la Virgen María “dormida” [A VER, ¿QUÉ OS ESPERABAIS?]. Justo encima, se sitúa una cúpula recubierta de mosaico dorado [EN EL ARTE, LOS FONDOS DORADOS REPRESENTAN LA DIVINIDAD] donde está representado Jesucristo, justo en el centro, rodeado de seis mujeres. Os muestro una de las fotos que hice con el móvil para que os hagáis una idea.

Resulta que estas mujeres son, Salomé [LA QUE SOSTIENE LA CABEZA CORTADA] responsable de la decapitación de Juan el Bautista; Eva [CON LA MANZANA Y LA SERPIENTE] responsable del pecado original; María Magdalena [CON ASPECTO EGIPCIO] considerada por la iglesia católica durante muchos años como una prostituta arrepentida; y tres figuras que me ha costado [LA VIDA] identificar y que parece que son Sófora, Abigea y Zael, tres doncellas vírgenes, amigas y servidoras de María que acompañan a la Virgen en su tránsito, según el personaje bíblico José de Arimatea. Desde luego, me pareció una escena perturbadora[2] y, en mi opinión, el mensaje es claro: María, ella, madre, maestra, doctora, virgen, esposa, consejera, corredentora, intercesora, símbolo de la belleza del alma de toda mujer, en definitiva “mulieres dignitatem” como decía Juan Pablo II, representa lo contrario en relación al resto de mujeres que la acompañan en esta escena, ejemplos de lo que no debe ser una mujer. En definitiva, mujeres “buenas” vs mujeres “malas”, ambas definiciones elaboradas por el patriarcado.     

Desde hace milenios, se ha relacionado a la mujer con el mal, y no solo en la cultura Occidental, sino que es un hecho global. Este mensaje tan dañino sigue vigente y se refuerza continuamente, desde el arte hasta nuestra propia vida cotidiana. El mayor perjuicio que tiene es que, desde la infancia, las mujeres aprendemos a relacionarnos de forma tóxica entre nosotras. Gracias a ello, de tener una imagen tóxica de nosotras mismas, muchas veces, hace que nos convirtamos en las represoras de otras mujeres.   

Esto se convierte, en definitiva, en otra de las estrategias brillantes del patriarcado: utilizar la máxima divide et impera junto con un buen sistema de propaganda. Voy a tratar de explicar esto último con ejemplo incómodo y extremo, pero creo que define de una manera muy lúcida lo que quiero expresar.

Dentro de la historia reciente, el funcionamiento de los campos de concentración de Auschwitz es el ejemplo que, en mi opinión, mejor representa esta idea. El diseño nazi de los campos partía de una cúpula, poco numerosa de las SS, que mantenía las funciones de vigilancia y administración global del campo. Bajo las órdenes directas de las autoridades del campo, los mismos internos se encargaban de ejecutar las tareas organizativas, administrativas y represivas. Las SS habían establecido un sistema que presumía que la desigualdad entre los prisioneros, el fomento del antagonismo, la conflictividad y las relaciones predatorias entre ellos les permitían ejercer un control óptimo sobre un número altísimo de internos de muy variada procedencia. Así, el que fuera comandante del complejo de Auschwitz hasta 1943, Rudolf Höss, expresa claramente cómo el antagonismo y la atomización insolidaria entre los prisioneros eran una de las bases políticas sobre la que descansaban los campos de concentración:

“en los campos de concentración las rivalidades eran alentadas y mantenidas por las autoridades para impedir cualquier vínculo fuerte entre prisioneros. […] Por muy poderosas que fuesen las autoridades del campo, no hubiese sido posible controlar o dirigir a los miles de prisioneros sin servirse de sus antagonismos mutuos. Cuanto más antagonismo y más feroz es la lucha, más fácil resultaba controlar el campo. Divide et impera. Esta máxima nunca debe subestimarse, tiene la misma importancia en un campo de concentración que en la alta política”.

Cuando terminé el libro de Feliú, En el corazón de la zona gris (un estudio etnográfico de este campo de concentración), no podía dejar de hacer este paralelismo. Realmente creo que es lo que el patriarcado ha intentado, y ha conseguido, hacer con nosotras. Es un divide et impera implantado a escala global y a través del tiempo: la oprimida se convierte en opresora. “El antagonismo, la conflictividad y las relaciones predatorias” entre nosotras permite al patriarcado hacer un “control” más óptimo sobre las mujeres. El resultado es que nos convierte en sus cómplices y aliadas [ALIENADAS]. La demonización del feminismo no es un hecho casual.

Si tenéis curiosidad por saber cómo colaboramos, sólo tenéis que haceros una simple pregunta: ¿cuántas veces habéis dicho “es que las mujeres…”, “es que entre nosotras…”, “es que trabajar con mujeres…”, “es que una jefa…”, “es que entre hermanas…”, “es que somos difíciles…”, “ten cuidado, esa es…una

manipuladora, controladora, mandona, mojigata, pérfida,

peligrosa, puta, guarra, criticona, maruja, fría, bruja,

dramática, loca, frígida, envidiosa, perra, loba, zorra,

víbora, mentirosa, MALA?

Como he mencionado antes, el mensaje nos ha calado. Y todavía sigue muy implantado, incluso los más concienciados han “derrapado” cuando han tratado este tema. Os pongo un ejemplo [Y YA PARO], en relación a la novela Yo, Julia[3], Premio Planeta 2018, su autor Santiago Posteguillo declaró que una de las cosas que le había resultado más difícil a la hora de escribir el libro fue pensar como una mujer, ponerse en el lugar de Julia. Pues, no sé qué ha hecho que, desde mi punto de vista, Posteguillo no describe igual las relaciones hombre-hombre que las de mujer-mujer. En las relaciones entre hombres, por muy enemigos que éstos sean, entre ellos respetan su dignitas (una combinación típicamente romana de influencia, prestigio y derecho al respeto). Sin embargo, en las relaciones entre mujeres, el autor baja el nivel, y este respeto se pierde, convirtiéndose en la estereotipada relación de “brujas-pelea de gatas” al más puro estilo del S.XXI. Os copio uno de los diálogos:

-No- respondió Julia- […] Lo único que siento es no tenerte a mi lado para poder escabullirme de todas esas arpías.

[…]

-Salínatrix es la peor- dijo Julia entre dientes- Es una víbora. Si se mordiera la lengua, se envenenaría con su propio veneno. Pero no importa, iré de todos modos.

Siendo justa con Santiago Posteguillo [Y DEJANDO CLARO QUE ME ENCANTA SU TRABAJO. TODOS SUS LIBROS SON ALUCINANTES. SANTIAGO, WILL YOU MARRY ME?], hace una gran labor rescatando a este personaje femenino de la historia y el libro tiene una nota histórica feminista maravillosa. Pero la verdad es que me hubiera gustado que el autor hubiera dado otro enfoque a las relaciones de Julia con otras mujeres.

En fin, después de todo, ¿cómo podríamos conseguir un cambio?

Ser conscientes de la manipulación a la que nos ha sometido y somete el patriarcado es el primer paso para el cambio. Y lo siguiente es conocer, interiorizar y aplicar la sororidad [DEL LATÍN SOROR: HERMANA, AMIGA, ALIADA]. La publicación de las feministas Towanda Rebels, que voy a citar a continuación, habla sobre la sororidad de una forma que me ha encantado:

“Quiero que, de una vez por todas, dejemos de complacer y poner por encima a los hombres y comencemos a cuidarnos entre nosotras, a amarnos, a practicar la sororidad siempre, en todo momento, sin titubear. Quiero que dejemos a un lado el individualismo, que alcemos nuestra vista hacia lo colectivo y luchemos para crear un mundo mejor para todas nosotras, para nuestras hijas y nietas. Porque solo tumbaremos al patriarcado cuando hayamos interiorizado la sororidad y la pongamos en práctica, cuando nos hayamos deshecho de nuestra propia alienación. Cuando dejemos de ver a la otra como una rival en lugar de verla como una hermana, una compañera. El patriarcado nos ha mantenido separadas durante milenios, es hora de llevarle la contraria. Porque, como dice Marcela Lagarde, la mayor transgresión política de las mujeres es su alianza, su coalición, la sororidad.”

En definitiva, como dijo Françoise Héritier, célebre antropóloga, “es lo que nos ha faltado durante milenios: comprender que no estábamos solas”.

Para terminar, y ponerle banda sonora al post, os dejo la canción Rosario Tijeras de la powerfull Malú Vuitton:

Bibliografía:

Hesíodo. Los Trabajos y los Días. UNED.

Paz Moreno Feliú. En el corazón de la zona gris (Capítulo 5. Las jerarquías del Lager: Arios, Triángulos y números). Editorial Trotta.

Santiago Posteguillo. 2018. Yo, Julia. Editorial Planeta.

Towanda Rebels. @towandarebels (Instagram)


[1] Por poner otro ejemplo: la generalización de que la naturaleza de la mujer está vinculada con la reproducción, tratándose de uno de los modelos de género más extendidos en Occidente. La propia reproducción está inserta en una compleja red que incluye entre sus variables fundamentales tanto componentes biológicos como, entre otros elementos culturales, las ideas de la sociedad en cuestión sobre el proceso reproductor (concepción, anticonceptivos, estatus del feto, embarazo, parto, cuidados dispensados a la madre después del parto, lactancia), el control de la sexualidad (relaciones favorecidas, prohibidas, toleradas, abstinencia), el acceso desigual a los recursos, las formas de matrimonio y la familia.

[2] He de añadir, que no es la imagen típica para representar la dormición de María, normalmente son los Apóstoles, Jesús y tres mujeres, estas en un segundo plano, quiénes acompañan a la Virgen y es por eso por lo que me llamó la atención este escena particular. Supongo que el artista mantuvo a las tres vírgenes doncellas de María para respetar, aunque sea un poquito, la tradición iconográfica y no dejar tan “sola” a la Virgen.

[3] Primer libro de dos, que cuenta la historia de Julia Domna (160-217 d.C), emperatriz de Roma y esposa de Septimio Severo.

7 comentarios sobre “Mala Mujer

  1. Dos cosas que desde mi punto de vista influyen negativamente para el logro de la sonoridad es, por una lado, la educación en competitividad (en vez de en cooperacion) que tenemos desde niñas (negativo para ambos sexos/generos) y que nos hace valorarnos en función de una clasificación con respecto a los demás: si el resto está peor, yo estoy mejor. Y por otro lado, la falta de autoestima (de la que personalmente creo que andamos menos sobradas las mujeres) que hace que para reforzarnos en nuestras decisiones critiquemos las que no son las nuestras. Con la maternidad el tema se acentúa hasta límites insospechados, con etiquetas (ay, cuanto daño nos hace el etiquetado) constantes, como mala madre si no das pecho a un bebé de dos meses o loca de la teta si lo haces después de los dos años… y suma y sigue!
    Enhorabuena Marina, me encanta leerte.

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  2. Resulta muy poderoso lo que escribes. Me haces meditar sobre cuestiones sorprendentes que no me había planteado con tanta profundidad , en este caso concreto la «naturaleza femenina». Por otro lado, cada vez observo más el trabajo en red de las mujeres del Mundo y creo que es una falacia machista el que no nos apoyamos/apreciamos unas a otras, creo que realmente nos apoyamos más entre nosotras que los varones . Sin embargo, como la Historia de las Mujeres la han escrito ellos… Coincido contigo en que es importante desvelar a las jóvenes la sororidad que tú destacas. Gracias por tus escritos, es un placer.

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  3. Toma ya! Grande este nuevo post, lo voy a compartir que sé de gente que le va a rechiflar 🙂

    En cuanto al libro de Posteguillo, tengo una duda que paso a plantear: por una parte el enfoque que haces de las relaciones – llamemos – antisoróricas entre las personajes femeninas de la novela es brutal y ni se me había pasado por la cabeza analizarlas así cuando devoraba el libro (si por otra parte la simplicidad con la que a veces muestra a las mujeres del libro, como personajes – Salinatrix – sin mayor complejidad que la de ser malamujer) Por otra parte, si lo que busca el autor es representar (salvando las distancias de una novela histórica) una sociedad como aquella en la que la mujer no podía disponer de poder y autoridad de forma lícita y transparente y debía de labrárselo en la sombra, sometida y compitiendo con unas reglas no escritas, ¿no hace bien el autor en plasmarlo de este modo? Si tuvieramos nosotr@s que competir en un juego en el que siempre pierdes frente al poder, ¿no da como resultado el mismo que has expuesto para los campos de exterminio?

    En resumidas cuentas, el autor ¿favorece o representa una situación de competitividad malsana?

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    1. Muchas gracias Julio! Por leerlo y compartirlo 🙂 Me encanta! Lo que planteas es muy interesante. Es totalmente cierto que la mujer estaba apartada de la esfera pública en la época de la Roma antigua, pero también es cierto que sabemos muy poco sobre cómo actuaban o pensaban las mujeres de la época, ya que han sobrevivido muy pocos testimonios sobre cómo ellas vivían su día a día (ricas y pobres- y la mayoría son epitafios funerarios), por lo que resulta muy difícil recrear cómo serían las relaciones entre ellas. Posiblemente predatorias, o no. Además, la mayoría de los testimonios que hablan de mujeres han sido escritos por hombres y es de donde sacamos estas artimañas que comentas que utilizaban las mujeres para hacer sus tejemanejes en la «sombra» (los envenenamiento supuestamente llevados a cabo por Livia, es uno de los muchos ejemplos), por lo que volvemos a esta representación de «mala mujer». Debido a que no se puede saber, con rigor, cómo se relacionaban las mujeres de la época, el autor contaba con la libertad de plantear estas relaciones como él hubiera querido. Sin embargo, ha optado por una versión estereotipada donde perpetúa estas relaciones tóxicas entre mujeres, muy del periodo actual. Es el estereotipo (construcción cultural) que he intentado explicar, que es una invención patriarcal para utilizarlo en nuestra contra. Este estereotipo potencia las relaciones tóxicas entre nosotras, pero no quiere decir que esa sea siempre la realidad. Entonces, como no siempre representa la realidad de nuestras relaciones y, encima, no hay evidencia suficiente para representar de esta forma las relaciones entre Julia vs mujeres, podría haber optado por enfocarlo de otra manera. De todas formas, invito a Santiago Posteguillo a pronunciarse al respecto.

      Espero haberme explicado y respondido a tu pregunta, es un tema complejo, desde luego. Y que conste en acta que soy LA FAN NUMBER ONE DE POSTEGUILLO.

      Muchas gracias de nuevo! ^^

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