«La historia de los bonobos con gafas»

“[…] si las bonobas se dedicasen a aprender las palabras, ¿quién recogería las frutas y las bayas, las nueces y las semillas, las raíces y los brotes para nosotros y para nuestros hijos?”

Ayer recibí un regalo muy especial por parte de una compañera de trabajo, muy especial también ella [NO PUEDO DESCRIBIR LA ILUSIÓN QUE ME HIZO]. Es el cuento infantil La historia de los bonobos con gafas de Adela Turín. La verdad es que no conocía este cuento y ayer, mientras lo leía, pensé que merecía la pena contar de qué trata [PORQUE NO TIENE DESPERDICIO] y, sobre todo, en este blog de bonobas. Además, esta historia viene al pelo para completar mi primer post.

Pero antes de resumir el argumento, voy a contextualizar el cuento.

Resulta que esta historia es todo un clásico de la literatura infantil [¿PERO CÓMO ME HE PODIDO PERDER YO ESTO?]. Forma parte de una colección llamada Dalla parte delle bambine que se inició hace más de 40 años, publicada por primera vez en el 1976 para ser exacta. Esta colección fue editada en España por Tusquets editores con el nombre A favor de las niñas “convirtiéndola en una colección de referencia para la coeducación y la igualdad”, tal y como reza la editorial.

Desde 2013 es la editorial Kalandraka quien se encarga de la edición de este cuento.

En relación a su autora, Adela Turín (Italia, 1939) es un referente de la literatura infantil. Historiadora del arte y escritora, en los años 60 se dedicó a analizar los sesgos sexistas en la literatura infantil. Decidió crear esta colección para combatir la discriminación de género desde el ámbito de la familia patriarcal. Asimismo, fue la fundadora de la asociación «Du côté des filles» que desde 1994 investiga y denuncia los casos de sexismo en los materiales educativos, además de generar mecanismos de sensibilización dirigidos al sector editorial, entre otros. Actualmente, se dedica a escribir artículos e impartir conferencias. Otros títulos famosos de la autora son Rosa caramelo y Arturo y Clementina, también de la misma colección.

Dicho esto, comienza la historia.

Hace muchos muchos años, los bonobos vivían en un bosque de manglares. Estos estaban siempre muy ocupados mascando los frutos que durante todo el día se pasaban recogiendo las bonobas. Y no solo eso, sino que eran muy ruidosos y alborotadores y no hacían otra cosa que molestar al resto de animales del bosque.

Pero un día decidieron que estaban aburridos de hacer lo mismo día tras día y, tras mucho debatir, llegaron a la conclusión de que se iban a marchar a Irlanda a aprender inglés.

Un buen día, los bonobos que se habían marchado regresaron de Irlanda. Todos llevaban puestas unas gafas y habían aprendido a decir cuatro palabras en inglés. Estos bonobos comenzaron a enseñar estas palabras al resto y cuando alguno conseguía, por fin, aprenderlas recibía unas gafas como premio. Al poco tiempo todos los bonobos tenían sus gafas.

Las bonobas, de tanto escuchar, también se habían aprendido las cuatro palabras, pero los bonobos no les querían dar las gafas porque ellas llevaban un pañuelo atado a la cabeza y, claro, no podía ser, el pañuelo y las gafas no casaban. Aun así, algunas de ellas intentaron colocarse las gafas, pero los bonobos solo hacían que reírse de ellas. De esta forma, las bonobas se resignaron.

Pero un día, las bonobas se cansaron de recoger frutos y se aburrieron de oír las cuatro palabras, así que decidieron mudarse a otro bosque dejando a su suerte a los bonobos.

Y en el nuevo bosque, las bonobas plantaron flores, fabricaron instrumentos musicales, instalaron hamacas, tejieron colchas y construyeron mamparas, así el bosque se transformó en un lugar “hermoso y confortable, tranquilo y perfumado”.

Mientras tanto, los bonobos, acuciados por el hambre, tuvieron que abandonar las gafas y olvidar las palabras para ponerse a buscar alimento.

Un día, los bonobos se acercaron a visitar a las bonobas y alguno incluso les pidió quedarse en su bosque con ellas, “pero sobre esto nada se sabe con certeza porque esta historia ocurrió, como sabéis, hace muchos, muchos, años”.

Lo bonito de este cuento es su mensaje indirecto, ya que las bonobas se llevan con ellas a los bonobitos y bonobitas, educándoles, ahora sí, en un ambiente de igualdad y cooperación. El cambio se perpetuará con las generaciones futuras.

Solo me queda añadir que ayer, desde luego, el nombre de este blog adquirió aún más sentido y significado.

Bibliografía:

Turín, Adela. (2014). La historia de los bonobos con gafas. Kalandraka.

Página web editorial Kalandraka.

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